Su nombre es Alfonso Castillo Zorrilla y con paleta en mano, un pito y chaleco reflectivo trata de organizar el paso vehicular desde muy temprano en el congestionado sector de la avenida Mirolindo a la entrada del barrio Varsovia.
Reconoce que sus conocimientos viales son empíricos y que los adquirió en ciudades como Bogotá y Cali, y siempre su preocupación en todos los lugares es salvar la vida de los conductores y además obtener una ayuda económica.
Cree que la solución no es que en todas las zonas estén los agentes de tránsito controlando la movilidad de la ciudad, pues para su manera de ver lo que hace falta es inversión en la red semafórica.
Y aunque algunos agradecen, sabe que otros rechazan su labor, pero los comentarios negativos no ha sido un impedimento, para continuar rebuscandose y porque No cumpliendo un papel que hoy tendrían que ejercer los guardas formados para esta función.
