Este viernes, Ibagué vivió una de sus jornadas más trágicas cuando un incendio estructural devastó una extensa área comercial en la carrera Quinta con calle 19. El incendio, que comenzó alrededor de la 1:40 p.m., se extendió rápidamente, consumiendo en su paso más de una cuadra y dejando a 16 comerciantes sin nada más que las cenizas de décadas de esfuerzo. La conflagración, que solo pudo ser completamente controlada hacia las 5:30 p.m., marcó una tarde de desesperación y lucha, tanto para los afectados como para las autoridades que se movilizaron de inmediato al lugar.
La alcaldesa de Ibagué, Johana Aranda, estuvo presente en el sitio desde las primeras horas, mostrando su apoyo a los comerciantes que, entre el caos, intentaban asimilar la magnitud de sus pérdidas. Durante su recorrido por la zona, la mandataria expresó su solidaridad y prometió acompañamiento constante. “Son más de 16 comerciantes que lo han perdido todo, con más de 70 años de trabajo, toda la herencia de sus hijos consumida por las llamas”, declaró Aranda con evidente pesar. Además, solicitó la instalación inmediata del Puesto de Mando Unificado (PMU) para evaluar los daños y coordinar las acciones necesarias para la recuperación.
Los comerciantes, aún en estado de shock, compartieron testimonios desgarradores. “Todo se nos perdió. Lo poco que logramos salvar, se lo robaron”, expresó uno de los afectados, mientras otro relataba cómo había vivido una tragedia similar hace cinco años, sintiéndose ahora nuevamente desolado ante la impotencia de ver su taller reducido a escombros. Las escenas en el lugar eran desoladoras; las llamas habían consumido todo a su paso, y los esfuerzos de los bomberos se centraban en evitar que el fuego se propagara aún más.
El Capitán Rafael Rico, comandante de Bomberos Oficiales de Ibagué, entregó un balance del incendio tres horas después de su inicio. “El incendio ya está controlado, aunque todavía quedan puntos calientes y rescoldos que estamos atendiendo. Podemos decir que el 95% del incendio ha sido extinguido”, informó, destacando el arduo trabajo de los bomberos que, desde el primer momento, enfrentaron las llamas para evitar una catástrofe mayor.
La comunidad ibaguereña ha quedado conmocionada por la magnitud del siniestro, pero las palabras de la alcaldesa reflejan la resiliencia que caracteriza a los habitantes de esta ciudad. “Agradecemos a los bomberos que se pusieron sus botas y su casco a salvar vidas; gracias a Dios no tenemos ninguna pérdida humana, solo un herido en su antebrazo. Todos los comerciantes están muy afectados, por eso estamos aquí, haciendo presencia”, concluyó Aranda, dejando claro que la recuperación será un esfuerzo conjunto entre las autoridades y la comunidad.
Mientras las llamas finalmente se apagaban y el humo comenzaba a disiparse, quedaba en el aire la esperanza de que, con el apoyo mutuo, Ibagué se levantará de las cenizas, una vez más.
