La Semana Internacional Contra el Ruido llegó a su fin en Ibagué, dejando atrás una serie de actividades y operativos dirigidos a combatir la contaminación acústica en la ciudad. Sin embargo, lo que debería haber sido un cierre con la promesa de noches más tranquilas, se convirtió en un recordatorio de una realidad persistente para muchos habitantes: el ruido sigue siendo un problema que desvela a decenas de sectores en la capital musical de Colombia.
Apenas terminadas las campañas de sensibilización y los controles en áreas residenciales, comerciales, y eclesiásticas, las historias de noches perturbadas comenzaron a emerger con fuerza. En el conjunto residencial Portal del Vergel, uno de los sectores más exclusivos de Ibagué, los residentes siguen padeciendo las consecuencias de la falta de control sobre el ruido nocturno.
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“Hoy será una noche muy larga,” narra un vecino en un video que llegó a la redacción de este medio, grabado justo al final de la Semana Internacional Contra el Ruido. Es la misma historia que se repite noche tras noche, en la que bares como Beer House, a pesar de estar vacíos, continúan emitiendo música a un volumen que sobrepasa cualquier límite razonable. “El volumen más alto sale del bar Beer House, y como se puede evidenciar, está completamente solo,” se escucha en la grabación, mientras la cámara capta el entorno residencial que debería estar en calma.
Son las 12:20 de la mañana, y la situación no ha mejorado. “Estos son los bares que perturban la tranquilidad de la noche,” continúa la narración, señalando cómo estos establecimientos violan el derecho a la tranquilidad de los residentes, un derecho que, según el POT (Plan de Ordenamiento Territorial), debería estar garantizado. A pesar de los esfuerzos recientes por mitigar el ruido, la realidad es que la música sigue penetrando las paredes de los hogares, robando el sueño y la paz de quienes viven en la zona.
“Otro día de los tantos que Beer House no deja estar tranquilo,” repite el narrador, capturando la frustración de los vecinos. A escasos 100 o 200 metros de distancia, el ruido es tan fuerte que parece no haber refugio dentro de sus propias casas. “Alcaldía, por favor, ayúdenos,” clama el residente, esperando que las autoridades tomen medidas más efectivas tras la semana de operativos.
Lo que queda claro es que la Semana Internacional Contra el Ruido ha terminado, pero la batalla contra este enemigo invisible en Ibagué está lejos de haber sido ganada. Las historias como la de Portal del Vergel no son aisladas; se replican en otros barrios como Pedregal, donde el ruido se ha convertido en un intruso constante en la vida cotidiana.
Mientras tanto, la comunidad sigue esperando una solución duradera, una que no se quede en campañas temporales, sino que asegure que el derecho a la tranquilidad sea más que una promesa. Porque en Ibagué, la capital musical, el silencio también debería ser parte de la melodía diaria.
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