En un tranquilo sector residencial de Fresno, la violencia irrumpió de manera inesperada cuando Max, un perro de la zona, fue brutalmente agredido con un machete. El motivo, aparentemente, fue la acusación de que el animal se había comido dos gallinas del vecino. Sin embargo, lo que parecía un incidente aislado se convirtió rápidamente en un caso de indignación que unió a la comunidad, autoridades y organizaciones de protección animal para defender a Max y buscar justicia.
Los primeros reportes sobre el ataque fueron realizados por los propios habitantes de la comunidad, quienes alarmados por la escena, rápidamente se pusieron en contacto con una fundación local dedicada a la protección de los animales. Inmediatamente, comenzaron las gestiones para brindarle atención veterinaria a Max, quien había sufrido profundas heridas en su cuerpo producto de la agresión.
El compromiso y solidaridad de los ciudadanos de Fresno, junto con el apoyo de la fundación, permitió que Max fuera atendido de urgencia. “El animal llegó con múltiples heridas, algunas de ellas graves, que requerían intervención inmediata. Afortunadamente, logramos estabilizarlo y suturar sus lesiones”, relató un miembro de la fundación que participó en su atención. Tras ser estabilizado, Max quedó bajo el cuidado de la organización para su recuperación.
El caso, que rápidamente trascendió a nivel local, generó una ola de indignación no solo en la comunidad, sino también en los niveles más altos del Gobierno del Tolima. La gobernadora Adriana Matiz expresó su rechazo ante el hecho, calificándolo como una muestra del maltrato animal que debe ser erradicado. “Este tipo de actos nos llenan de rabia e impotencia, y nos reafirman la necesidad de fortalecer las políticas de protección animal. No podemos permitir que situaciones como esta queden impunes”, comentó la mandataria.
El apoyo a Max no se limitó al ámbito local. La Secretaría del Interior del Tolima, encabezada por Jesús Alberto Saavedra, se comprometió a trabajar de la mano con la Alcaldía de Fresno y las autoridades locales para esclarecer los hechos y garantizar que los responsables enfrenten las sanciones previstas en la Ley 1774 de 2016, que penaliza el maltrato animal en Colombia. Según las primeras investigaciones, el propietario de las gallinas sería el presunto agresor, aunque aún existen versiones contradictorias que las autoridades están analizando cuidadosamente.
En medio de la tristeza por el ataque, también surgió un rayo de esperanza. La comunidad y las fundaciones locales han mostrado una solidaridad ejemplar, y ahora están trabajando para encontrar un refugio seguro donde Max pueda vivir sin temor y recuperarse completamente. “Es importante que Max no solo reciba atención médica, sino también afecto y un hogar donde pueda sentirse protegido”, expresó Saavedra.
Este caso, además de dejar una herida en la comunidad, también abre un espacio para la reflexión y el llamado a la acción. La gobernadora Matiz reiteró el compromiso del Gobierno Departamental con la protección animal. “Es fundamental que como sociedad rechacemos todo acto de violencia, trabajemos juntos y promovamos una cultura basada en el respeto y la responsabilidad hacia los animales”, señaló.
En este momento, el caso de Max sigue en investigación, pero lo que ya está claro es que, gracias a la rápida intervención de la comunidad, las autoridades y las fundaciones, Max ha recibido la oportunidad de sanar tanto física como emocionalmente. Y mientras las autoridades continúan sus indagaciones, la historia de Max se convierte en un recordatorio de la importancia de la denuncia y de la necesidad de proteger a aquellos que no tienen voz, como los animales.
El Gobierno Departamental, junto con las entidades locales y organizaciones animalistas, trabaja en la construcción de una ruta de atención al maltrato animal, con el fin de garantizar respuestas oportunas y efectivas en casos como este. Mientras tanto, Max sigue luchando por su recuperación, rodeado del cariño y el apoyo de una comunidad que se niega a permitir que su sufrimiento pase desapercibido.