En medio de su cocina en la plaza de la 21, donde prepara diariamente varios productos para sus clientes, María Olaya le contó su historia a la alianza informativa, donde recordó que lleva más de 53 años en el lugar y donde comenzó a cocinar con pipetas de gas.
Cuenta su historia porque teme que ahora tenga que cerrar su cocina por los altos precios del gas natural, que fue instalado aproximadamente hace 35 años en la plaza de mercado y que hoy se ha convertido en un dolor de cabeza.
Vende de 10 a 15 almuerzos y por esas mismas cifras la misma cantidad de desayunos. Con esas ganancias tiene que pagar a las dos ayudantes, el arriendo del local y ahora más de 800 mil pesos del servicio.
