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“La alcaldesa se olvidó de los comerciantes y habitantes de la 60”: Rubén Calderón veedor

La administración municipal tiene que responder por los daños causados por el fallido proyecto del puente elevado sobre la carrera Quinta

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Los residentes y comerciantes de la calle 59 entre la carrera 5ª, en la zona paralela hacia el parque de La Floresta, se enfrentan a una grave situación que ha perdurado por más de un año. Esta vía, fundamental para la circulación del tráfico y el acceso a comercios locales, está cerrada, dejando a su paso excavaciones abiertas y pavimentos sin terminar. Las obras inconclusas han causado afectaciones de todo tipo, incluyendo el deterioro de la infraestructura y un descenso significativo en las ventas para los comerciantes, quienes dependen del flujo constante de clientes.

Según testimonios de los afectados, los vendedores ambulantes han tenido que adaptarse a las nuevas circunstancias, buscando lugares alternativos para ofrecer sus productos. “Antes, era común ver a familias y jóvenes transitando por aquí, disfrutando de un café o comprando en las tiendas locales. Ahora, la falta de acceso ha hecho que la mayoría prefiera evitar la zona”, comenta Rubén Darío Calderón, presidente de la Veeduría Veemóvil, quien ha sido una voz activa en la defensa de los derechos de los ciudadanos afectados por esta problemática.

La situación ha generado un ambiente de inseguridad y desconfianza entre los comerciantes. Muchos de ellos han reportado que, debido a la falta de clientes, han tenido que reducir sus horarios de operación o incluso cerrar sus negocios de forma temporal. “No solo estamos luchando contra la falta de tránsito, sino también contra la incertidumbre de no saber cuándo se completarán las obras. Muchos de nosotros hemos invertido años en construir nuestras pequeñas empresas, y ahora vemos que están en riesgo”, expresa Laura Medina, dueña de una cafetería local.

En medio de esta situación de incertidumbre, lo que se ha escuchado por parte de la alcaldesa Johanna Aranda es que se pretende invertir casi cuatro mil millones de pesos provenientes de la aseguradora en obras para la ciudad. Sin embargo, hasta el momento no se ha especificado qué acciones concretas se llevarán a cabo para restaurar el estado original de la vía, lo que ha generado desconfianza entre los habitantes. “Nos preocupa que este dinero no se utilice adecuadamente o que las obras se sigan postergando. Necesitamos respuestas claras y un compromiso serio para reactivar esta área”, añade Calderón.

La comunidad ha decidido tomar la iniciativa organizándose para expresar sus preocupaciones. Recientemente, se llevó a cabo una reunión comunitaria en la que se discutieron estrategias para abordar la situación. “La participación ciudadana es crucial. Necesitamos unirnos y hacer escuchar nuestras voces ante las autoridades. Solo así podremos ejercer presión y exigir soluciones efectivas”, menciona Carlos Rojas, un vecino del sector que ha estado muy involucrado en la organización de estas reuniones.

Los residentes también han comenzado a utilizar las redes sociales como herramienta para visibilizar su situación. A través de plataformas como Facebook e Instagram, han compartido fotos de las obras inconclusas y relatos de sus experiencias, logrando así atraer la atención de los medios de comunicación. “Es vital que el problema se haga conocido. No solo estamos luchando por nuestros negocios, sino también por la comunidad. Si esta situación no se soluciona pronto, podría convertirse en un tema de salud pública”, advierte Calderón.

Además de la crisis económica, el estado de la vía ha afectado la calidad de vida de los residentes. La acumulación de polvo y escombros ha generado problemas de salud, especialmente entre los niños y personas mayores. “Estamos preocupados por la salud de nuestros hijos. Cada vez que pasamos por aquí, inhalamos polvo y partículas. Necesitamos que se actúe con rapidez”, señala Ana García, madre de dos niños pequeños.

Finalmente, Rubén Darío Calderón concluye su intervención enfatizando la necesidad de un compromiso colectivo: “La comunidad debe estar informada y ser parte de las decisiones que afectan nuestro entorno. Solo así podremos garantizar que se cumplan las promesas y que las obras se realicen de manera eficiente. No permitiremos que nuestras voces sean ignoradas. El cambio comienza con nosotros, y juntos exigiremos que se respete nuestro derecho a una infraestructura digna y funcional.”

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