El técnico aunque dirigirá podría ser su último partido, en medio de fuertes críticas por negociar su salida en plena recta final del torneo. La hinchada habla de traición.
A las 6:15 de la tarde, Deportes Tolima enfrentará a América de Cali en el Pascual Guerrero, en medio de una situación que ha indignado a directivos, hinchas y hasta algunos jugadores: el técnico Ismael Rescalvo estaría a horas de abandonar el equipo, dejando atrás un torneo aún en disputa para aceptar una oferta del Barcelona de Guayaquil.
Aunque estará presente esta noche en el estadio, su rol será simbólico. En los hechos, ya no dirige al equipo. Su salida, negociada a espaldas del club y sin haber terminado su compromiso en la Liga BetPlay, es vista como un acto de deslealtad hacia una institución que le abrió las puertas cuando pocos creían en su nombre.
Con un rendimiento del 50% y sin lograr consolidar un estilo de juego convincente, Rescalvo optó por dar un paso al costado en el peor momento: justo cuando Tolima disputa el paso a la final. Más preocupante aún es que su salida arrastra también a su hermano, quien oficiaba como asistente técnico. Ambos abandonan el barco en plena tormenta.
El ambiente en el camerino es tenso. Los jugadores, conscientes de que ya no cuentan con un liderazgo técnico real, se ven obligados a asumir la responsabilidad táctica y emocional del equipo. Esta tarde, el Tolima se jugará más que un partido: defenderá su dignidad ante una afición que no perdona la traición ni el oportunismo.
La molestia es generalizada. Desde la dirigencia se califica la salida como una falta de respeto, y en redes sociales la hinchada ha sido contundente: “Tolima no es un trampolín, es una camiseta que se respeta”.
En medio de ese escenario, el equipo saltará al campo con el peso de una semifinal sobre los hombros y el vacío de un entrenador que ya no está, aunque todavía se siente su sombra.